martes, agosto 16

la sonrisa del día siguiente

En algún momento el grandaso y la grandasa se dieron cuenta que tenían cosas en común. Casi una cuestión de estructuras. Y los dos hablaban poco, también eso. Y sí, se quito el anillo, yo la vi, si hasta envidia sentí. Luego dicen que ella cantó y él escuchó con cara de idiota. Luego parece que lo echaron a suertes. Salió cara y (el no tan idiota) la besó sin más. Se abrazaron un rato a oscuras. Se olfatearon. Al fin ella se fue sin olvidar su pañuelo. No dejó número pero sí una pista. Y la sonrisa, claro.

martes, mayo 10

simbolismo snob

Nos gustaban las corridas de toros, cuando las tardes eran buenas. Aprendimos a sufrir. Atentos: técnica y valor en función de la verdad. Sin adornos, por dios, porque la verdad es la inminencia de la muerte. Pues sólo Dionisos (nuestro dios) es capaz de producir belleza con una espada, engaños y dos bestias.

Y solo era la fiesta cuando después de haber sufrido había esa suerte.

Había, en consecuencia, toreros que nos gustaban y otros que no. Los que no siempre fueron mayoría. Y la gente ignorante también. Y las mayorías fueron banalizando nuestra tradición. Las corridas de toros se hicieron insufribles.

Hoy nos resultan frívolas, incapaces de justificar el sacrificio de un animal.

domingo, mayo 8

segundo domingo de mayo

Es domingo y soleado. He oído que es Día de la Madre, así, con mayúsculas. Felizmente yo a la mía la abrazo cada que la veo, y ella me sonríe siempre que me ve. Hoy almorzamos juntos, como todos los domingos y como ayer sábado, que también salió el sol. El aire fresco está garantizado aquí tan cerca del mar. Y ella sonríe otra vez, cuando me ve preocupado.

Terminado el almuerzo quise ir a verte, por supuesto que sin avisarle a nadie. Pero me enteré que estás de luto y pienso que en domingo es mejor evitarse nuevas penas. Así que en cambio decidí arriesgarme a abrir la ventana y buscarme actividades más saludables. Como preguntarme si son estas las pequeñas ventajas de no tener que hablar contigo. Como dormir la siesta.

martes, marzo 8

viajeros

OK. Toma 2.

Luego de algunos años vuelven al punto de partida.
Pero nada es igual.
Son dos los personajes. Se cuentan sus viajes, hacen una ronda y se separan. Sus viajes son los verdaderos personajes.

sábado, mayo 29

adiós, gracias por quedarte

La mañana del 6 de abril llegó el primer comentario a mi nuevo blog. Firmado con un beso por la única persona a la que había contado sobre su apertura. El tono era de broma, inconfundible de Ella, alusivo a una conversación sostenida el día anterior.

A mediodía recibí una llamada. Se me informó que Ella murió en un accidente la noche del 5 de abril, inmediatamente después de estar conmigo.

Cerré el blog, un tanto asustado, hasta hoy.

Volviendo del entierro, la tarde del 8 de abril volví a encontrar un mensaje suyo, como si nada hubiera pasado y sin que blogspot dé una explicación. El 6 de mayo recibí de su dirección un correo electrónico con una noticia de interés común, algo habitual en nuestra correspondencia. La noticia era del 7 de abril.

No creo en fantasmas. Sé que existe gente malvada. Pero no parece posible que alguien distinto a Ella escribiera esos mensajes. He respondido el último con un signo de interrogación. No he recibido más nada.

Decidí no hablar de esto con nadie. Lo he borrado todo y he llorado varias veces.

sábado, abril 3

lo usual

Gustar de la comida vegetariana. Perder toda capacidad analítica. Ser amante de una bruja. Reproducirse cual conejo. No hablar de amores o de sexo. Subirse al tren los días martes. Escuchar sólo música. Ser bueno con los niños.

No perder de vista el mar, el cielo o el bosque. Tomar decisiones con contundencia. Caer en infinitos. Arañar la poesía cada día.

A nadie le importará, pero no vamos a disculparnos por tener un manifiesto.

viernes, abril 2

a.p.

Traje azul y camisa blanca. Uno diría sobriedad. Luego las manchas de vino contarán historias distintas.

Es muy importante saber cuándo quitarse o, mejor, hacerse quitar la corbata. La capacidad para el placer depende de los actos más simples. Por ejemplo, no dejarse embriagar por la abstinencia.

El siguiente paso son los botones. Para entonces ya es claro que el cuello deshilachado es lo de menos. Los cuerpos y los sueños saben ser menos formales.