martes, agosto 16

la sonrisa del día siguiente

En algún momento el grandaso y la grandasa se dieron cuenta que tenían cosas en común. Casi una cuestión de estructuras. Y los dos hablaban poco, también eso. Y sí, se quito el anillo, yo la vi, si hasta envidia sentí. Luego dicen que ella cantó y él escuchó con cara de idiota. Luego parece que lo echaron a suertes. Salió cara y (el no tan idiota) la besó sin más. Se abrazaron un rato a oscuras. Se olfatearon. Al fin ella se fue sin olvidar su pañuelo. No dejó número pero sí una pista. Y la sonrisa, claro.

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