martes, mayo 10

simbolismo snob

Nos gustaban las corridas de toros, cuando las tardes eran buenas. Aprendimos a sufrir. Atentos: técnica y valor en función de la verdad. Sin adornos, por dios, porque la verdad es la inminencia de la muerte. Pues sólo Dionisos (nuestro dios) es capaz de producir belleza con una espada, engaños y dos bestias.

Y solo era la fiesta cuando después de haber sufrido había esa suerte.

Había, en consecuencia, toreros que nos gustaban y otros que no. Los que no siempre fueron mayoría. Y la gente ignorante también. Y las mayorías fueron banalizando nuestra tradición. Las corridas de toros se hicieron insufribles.

Hoy nos resultan frívolas, incapaces de justificar el sacrificio de un animal.

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